Cierto día me desperté a media noche, estaba muy oscuro todavía; salí de mi recámara para dirigirme a la cocina... la oscuridad de ese momento no me permitía caminar con seguridad a pesar de estar en mi propia casa, en un lugar conocido.
En esa oscuridad pude distinguir un pequeño haz de luz que entraba por una de las ventanas a través de las persianas, el cual me permitió ubicarme, ver el piso y caminar con seguridad y precaución para no tropezar con algún objeto, golpearme con algún mueble o incluso caer.
Este pasaje de Salmos habla que el Señor nos mostrará la senda de la vida. Hay ocasiones en nuestro diario vivir en que nos encontramos en medio de la oscuridad, envueltos en una confusión e incertidumbre sin saber qué hacer. Situaciones en las que difícilmente tenemos el discernimiento, lucidez, claridad y la calma para tomar decisiones, detectar una señal que nos indique dirección y el camino a seguir. Si no tenemos esa tranquilidad y discernimiento para ver la respuesta, aun teniéndola frente a nosotros no podremos verla, debido a la misma oscuridad y confusión que nos rodea.
Pero Dios es fiel a su palabra y responde en una forma que nos sorprende y nos hace estar conscientes de su amor. En otro Salmo dice:
“Señor, ¡cuán dichosos son aquellos a quienes corriges e instruyes en tu ley! En tiempos difíciles les das tranquilidad.” (Salmo 94:12 y 13b RVC)
Nuestra cercanía con Dios nos permitirá tener también su corrección, esa cercanía, esa comunión con El nos traerá descanso en esos momentos en que las aflicciones no nos dejan estar tranquilos.
En esos momentos Dios dará la respuesta, vendrá la dirección de parte suya para encontrar el camino a pesar de lo oscuro y lo dificultoso del panorama. Su Palabra es esa luz, Jesucristo mismo alentándonos, dándonos el ánimo y la fuerza para seguir. De nosotros dependeráseguir tal luz o ignorarla, de nosotros dependerá si confiamos en su Palabra o seguimos de largo, ignorándola y buscando otra... tal vez otro consejo que esté más “adoc” con lo que queremos escuchar, pero nuestra auto suficiencia nos puede llevar por el camino equivocado. Por otro lado, la falta de fe y confianza en Su consejo nos puede orillar a buscar otro tipo de consejo, lo cual traerá como consecuencia más confusión.
Dios es tan sorprendente y maravilloso que aun por las noches, durante el sueño, estando dormidos puede mostrarnos el camino, una respuesta y la solución.
Incluso la inquietud de orar, interceder por algún familiar o hermano en la fe que se encuentre en una situación apremiante, difícil. Indudablemente todo esto no es otra cosa que la presencia del Espíritu Santo ministrándonos en todo momento y en todo lugar, aun estando dormidos.
Si yo pongo mi confianza en Él, si verdaderamente estoy seguro y consciente de su presencia Él no me defrauda, porque me habla a través de su palabra, con su verdad aunque no lo pueda ver o escuchar en voz audible, tengo la seguridad que Él está conmigo... y yo a su lado.
Tendremos GOZO; esa alegría, esa dicha y placer intenso que aleja toda tristeza y desaliento. Gozo que transforma nuestro rostro, nuestra mirada y es el reflejo de su luz, la luz de su presencia.
“El corazón alegre hermosea el rostro” dice Proverbios 15:13b; sólo Dios puede lograr esa transformación ese cambio en todo nuestro ser. Él nos ha mostrado la senda de la vida en esta tierra, en medio de la oscuridad de este mundo en que vivimos, pero también la esperanza que cuando nuestros ojos se cierren para siempre contemplaremos el rostro de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, pues nos gozaremos en su presencia
¡para siempre!
QUE DIOS LOS BENDIGA